Benjamín Galemiri es el autor de la obra que Fugitiva producciones lleva al escenario. Galemiri es considerado uno de los más prolíficos e innovadores dramaturgos chilenos contemporáneos. Sus primeras obras aparecieron en la escena teatral a fines de la década del setenta y la profunda renovación dramática de la cual fue artífice en la década siguiente le granjeó un amplio reconocimiento como dramaturgo «de la transición».
En 1977 escribió Escaparate o La constelación de los hermanos Siam, obra dirigida por Óscar Stuardo que fue ganadora ese mismo año del Premio Pedro de la Barra. Sin embargo, con El Coordinador (1992) da inicio al periodo más productivo de su carrera, ganando el VIII Festival de Teatro del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura en 1993. En ella se puede observar una voz dramática propia que se irá desplegando a lo largo de su prolífico repertorio.
Benjamín Galemiri, nació en Traiguén, en el seno de una familia de sangre judío sefardí originaria de Esmirna. Sus abuelos emigraron a América en el siglo XX y se instalaron como comerciantes en Chile. Su padre era abogado y de él aprendió el diálogo dramático mientras lo espiaba cuando ensayaba las defensas que haría ante los jueces. Su otra gran influencia fue el cine; en su juventud, Galemiri se convirtió en un asiduo espectador del cine rotativo de Traiguén: «De allí provienen la dinámica cambiante de sus obras, los nombres de los personajes, la composición del espacio, el ritmo escénico y las citas y mensajes cinematográficos que abundan en sus historias» (Oyarzún, Carola. «El coordinador: una escritura desbordada». En Antología Teatro Chileno: 1910-2009. Santiago de Chile: Comisión Bicentenario, Gobierno de Chile, 2010, p. 32).
Su estilo lúdico y erudito ha sido catalogado, la mayoría de las veces, como «postmoderno» por la forma en que recoge la tradición cultural y teatral, actualizándola a través de personajes extravagantes, sumergidos en el delirio. Una característica central de su obra es el humor, así como la exploración de los límites de la palabra y las profundas contradicciones del hombre contemporáneo, entre otros temas que desarrolla por medio de ejercicios como la reelaboración de los mitos griegos en el contexto de la cultura contemporánea. Su obra se vincula con la dramaturgia de Jorge Díaz y Marco Antonio de la Parra, con quienes comparte ciertos aspectos autorreflexivos que dan cuenta de una poética autoral marcada.
